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miércoles, 7 de julio de 2010

QUIENES NO DEBEN LEER A NIETZSCHE

“Según los casos, se ha visto en Nietzsche el antipositivista que echa a tierra la confianza en la ciencia, o al antidemócrata que desprecia al pueblo, a la plebe y a la nueva clase emergente. Se le ha interpretado como el representante más persuasivo del irracionalismo y del vitalismo; a principios de siglo, se nos ha ofrecido de él una imagen de artista aristocrático y decadente, en el sentido de D´Annunzio o de Gide. Se le ha presentado como un materialista convencido; se le ha clasificado de primer auténtico existencialista. No cabe duda de que, en más de una cuestión, se anticipó a Freud; se ha analizado su influjo sobre las vanguardias artísticas de los años veinte (expresionismo alemán y surrealismo francés) debido a las críticas que dirigió a la cultura burguesa, y nadie pone en discusión que influyó sobre hombres como Rilke y Thomas Mann. Además existe toda una corriente interpretativa que ha visto en Nietzsche el profeta del nazismo, la violencia militarista y la superioridad de la raza aria.” Giovanni Reale y Dario Antiseri. HISTORIA DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y CIENTIFICO. TOMO III. Pág.380.

Recuerdo que en un libro de filosofía de un autor soviético se sostenía que Nietzsche era el filósofo del imperialismo, del uso de la fuerza y del militarismo. Hasta hay otros que expresan que el superhombre es el filósofo que niega la cultura y pretende sentar bases para una contracultura. Sandeces por el estilo es pregonado por quienes no entienden a Nietzsche. Han leído a Nietzsche, estudiado sus obras pero no logran comprender la grandiosidad de su pensamiento.

La filosofía de Nietzsche es malentendida desde sus primeros libros. Esto sucede, por los prejuicios que obstruyen la mente de los “críticos” y “historiadores” de la filosofía. Nietzsche es una mente difícil para quienes no se atreven a cuestionar los valores sobre los cuales se asienta la civilización.

No deben leer a Nietzsche los llamados cristianos, pues el filósofo de Así Habló Zaratustra reivindica a Cristo pero fustiga a los cristianos, los cuales han apresado el espíritu de multitudes con reglas anuladoras de la vida.

No deben leer a Nietzsche los llamados revolucionarios socialistas, pues ellos se sustentan en dos graves ilusiones: democratización y Estado. La participación directa de las ignaras masas en la toma de decisiones políticas trascendentales es un craso error, pues la masa es acéfala y pasible de caer en la demagogia de un tschandala orador; Nietzsche no es un anarquista, pero considera que el Estado es un monstruo que solo la voluntad de poderío del superhombre puede domar.

No deben leer a Nietzsche los llamados pacifistas, pues en las guerras se demuestra el tesón y determinación de quienes poseen la voluntad de poderío y la suerte de las “ovejas al matadero” que serán sacrificadas.

No deben leer a Nietzsche los artistas que pretenden que su arte sea comprensible para las mayorías pero descuidan la elevación del espíritu y el desnudo del alma.

No deben leer a Nietzsche las feministas, pues estas “criaturas raras” pretenden enredar en una discusión estéril el asunto de las igualdades sociales de ambos sexos. Toda ansia de igualdad es una degeneración tschandala.

No deben leer a Nietzsche los homosexuales, quienes están más ocupados por tener un reconocimiento social que por analizar que toda inclusión en los “mas” es una actitud tschandala. Buscar la aceptación es negar o carecer de autoafirmación, es ser decadente.

No deben leer a Nietzsche lo intelectuales que están acostumbrados a no salir del redil y a comer siempre la misma hierba.

No deben leer a Nietzsche quienes desean encontrar en su pensamiento algún indicio para pensar que el superhombre es una cuestión racial. No son las razas, sino la transvaloración de los valores consuetudinarios lo que distingue al superhombre del que no lo es; entonces, el superhombre es una cuestión de actos de afirmación a la vida y ejercicio de la voluntad de poderío y no de procedencia racial ni sexual.

No deben leer a Nietzsche quienes no están decididos a formar parte de “los menos” y solo buscan la aprobación de “los mas”.

Desde la publicación de “El Origen de la Tragedia”, los filósofos solo han pretendido criticar a Nietzsche con los argumentos decadentes, propio de sus mediocridades mentales, y no han pensado en la posibilidad de mirar con los ojos de Zaratustra a la humanidad en pleno y acabar con siglos de mentiras aceptadas como inmutables verdades.