MURIO
GARCIA PEREZ
El miércoles 17, en horas de la mañana, el supuesto suicidio de Alan García
Pérez, nos dejó a todos sorprendidos, por decir lo menos… desde ese momento
hasta hoy, no solo se han diversificado las teorías de su supuesta muerta
ficticia, sino que también se han alzado llamados para movilizar a la población
en contra del sistema de justicia (específicamente, contra los Fiscales a cargo
de la investigación donde estaba comprendido el señor García Pérez).
Ante todo esto, no es mi deseo contribuir al morbo suspicaz de algunos,
ni al llanto de otros, ni mucho menos a la amargura de algunos tantos; el propósito
mío es expresar con plena libertad mis apreciaciones desde diferentes ángulos,
desde infinitas rectas que confluyen en un imaginario punto.
DESDE EL ANGULO DE LA JUSTICIA…
Como podrá ser posible que no se logre alcanzar justicia, como se puede
ser tan cobarde y no dar cara a la
justicia; si como decía no tener nada que ver con la corrupción, porque no tuvo
la endereza de una Keiko o de un Ollanta, pero prefirió ser peor que Toledo.
El miedo a estar preso, mejor dicho, a asumir sus responsabilidades por
los hechos delictivos cometidos, lo llevo a tal acto, que de hidalgo no tiene
nada, pero que deja el sabor amargo de la impunidad, de la fuga irretornable de
un canalla, que, al verse acorralado, prefiere huir y no enfrentar.
Se viven nuevos vientos en la administración de justicia, que aunque
poco, pero es una buena señal de que estamos camino a que tanta letra legal
tenga recién la efectividad que necesitaba.
Alan García Perez, es un corrupto, un ladrón. Desde hace mucho tiempo evadió,
mediante mil ardides, la acción de la justicia. Mediante el apoyo del
apristonado poder judicial, pero no todo dura para siempre, y le llegó la hora.
Y como todo delincuente, no denota valentía, sino derrocha cobardía. Y huye,
huye al más allá, donde la justicia humana no alcanza, pero, esperamos que en
el mas allá, logre pagar todas sus fechorías.
Murió inocente, pues ninguna judicatura le encontró culpable mediante
sentencia firme y consentida. Ya no será pasible de sanción penal, pues en su
caso, ella dejo de tener efectividad. El ser humano es sujeto de derecho,
mientras vivo, pero fallecido, ya no lo es. Sus secuaces, critican la
continuación del allanamiento a su domicilio, pero ello es legítimo, no para
encontrar indicios de culpabilidad del que ha huido a otros lares extrahumanos,
sino para que se continúe las investigaciones contra los demás implicados.
Habrá podido sortear la condena, pero en cuanto perdida de dominio, todavía
queda un largo trecho por recorrer. Al respecto, en nuestro país, tal acción de
la justicia esta legislada. Murió inocente, ante el derecho, murió cobarde,
ante la sociedad.
DESDE LO PERSONAL…
Debo expresar que desde este ángulo, no tendría elementos de reproche al
señor García Pérez, pues cuando era niño, por mi situación socio económica de
extrema pobreza, goce de los beneficios de su primer gobierno, además, a
mediados de los ochenta, con lo que ganaba pidiendo limosnas y limpiando lunas
de carros, compre mi primer libro, editado por Tribuna, una biografía de Daniel
Alcides Carrión, no sabía leer ni menos escribir, pero me llamo la atención las
figuritas de aquel libro (que aún conservo); ni que decir, era uno de los pocos
niños que almorzaba en ese entonces en la Casa del Pueblo, de tener a la vista
la sopa y el segundo, también te daban fruta, para mí eso era la gloria, ya que
en mi casa el almuerzo consistía de un solo plato sin ningún postre. Era
pequeño, no entendía de política ni de economía, ni mucho menos de aprismo,
pero mi madre oraba por Alan García, cuando candidato y cuando ya ejercía las
funciones de mandatario, bueno, sus oraciones fueron hasta que comenzó el
desastre, de ahí en adelante, uno podía escuchar de vecinos acaparadores, de
infernales colas desde la madrugada, de revolotear entre escombros de basura
para encontrar una fruta que valiera la pena comer; no crean que para mí fue
todo un colosal inferno, era pequeño, y como tal, veía el sufrimiento de los míos,
pero yo solo jugaba. En cada corte de luz, comía los panes de manteca, y con
cada balconazo, sabía que vendría la leche enci, delicia con la que se
preparaba el arroz con leche. Alan García Pérez, siempre me ha aparecido un
tipo apresurado, egocéntrico, vivaz, de verbo florido, en otras palabras, García
Pérez es el presidente que siempre hemos merecido, el tuerto en un mundo de
ciegos.
PD. En sus momentos de candidato, para su primer gobierno, escuchaba
decir a las señoras del mercado y a mi propia madre, que Alan García Pérez era
un guapo, y que entre un chato y un guapo, entre un joven y un viejo, las
señoras (mi madre ente ellas) votarían siempre por García y no por frejolito.
DESDE EL ANGULO POLITICO-IDEOLOGICO…
Desde esta posición angular, ocioso es pensar que no tenga algo que
decir, es claro que desde aquí, y en mi condición de militante marxista, el
APRA y todo lo que con ello pueda venir, es enemigo, y mi odio de clase es más
que justificado; no voy a quedarme reducido en el trabajo de enumerar las muertes,
pues un proceso político no puede quedar juzgado de forma tan reducida y
miserable, muertos siempre hubo y los habrá, y casi mayoritariamente, aquellos
provienen del eslabón social más débil, los pobres y desamparados. Decía que
soy enemigo del APRA, no es cuestión personal, creo que ya quedo claro, es
cuestión política e ideológica, el partido de Haya de la Torre, es una visión
pervertida de la sociedad, una posición endeble y convenida desde sus inicios,
su lucha antimperialista que no pone nada del imperialismo en tela de juicio,
su balbuceante demagogia y su nutrido afán de llevarse ilícitamente los
recursos del Estado, creo que con ello he dibujado la cuadratura del aprismo,
no solo del aprismo con Alan, sino del aprismo de Haya, ambos son iguales de
despreciables.
La fortaleza del aprismo es la oratoria, el enamoramiento de las masas
mediante la fuerza de la palabra, del lenguaje dulce y agradable, del pañuelo
blanco que esboza paz y de la ráfaga de palabreos que destrozan desilusiones.
Haya, si fuera sido presidente, tampoco sería muy diferente a García, es
que su partido no nació para luchar por el poder, sino para flirtear con él,
para sinuosamente acomodarse y gobernar, y quien así hace, termina sumergido en
la podredumbre de este sistema capitalista (capitalismo periférico, como dice
Vladimir); de nuevo, el problema no es la corrupción, el problema es el
sistema. Podrá venir cualquier persona, genial o no, pero si sigue este
sistema, su final será, la muerte si se resiste o la corrupción si pretende
convivir con él. Pensar en que no habrá corrupción, de que el asunto es un tema
de personas, es un razonamiento enano y traicionero. Es como cuando Judas al
vender por 30 monedas de plata a su Señor, pensó que solo lo iban a flagelar, y
no se atrevió a pensar que lo que realmente querían sus captores era matar al
maestro.
En el primer gobierno de García, el saldo fue totalmente negativo. No
solo se destrozó el respeto más elemental a las leyes de la economía, sino que
se desestabilizo la sociedad en su conjunto. En definitiva, un desastre de
gobierno. Para su segunda candidatura, donde gano las elecciones, tuve que
recurrir a la tradición marxista para definir mi voto, y esta demás decir que
el marxismo jamás le prestaría su apoyo a la mejoría del sistema, sino a su
agudización, por ello vote por García, pensando que continuaría de locomotor
descarriado, que nos llevaría al abismo, pero, su gobierno fue mediocre, en su
manejo de la economía y de la estabilidad social, pero en cuanto al fantasma de
la corruptela, el cual cobro vida, en eso si acerté, prueba de ello es este
supuesto suicidio (digo supuesto, pues hay muchas cosas que no encajan, un
suicidio es desencajante de todos modos, pero este, es desencajante y muy
raro).
Si el APRA se ha mantenido hasta este tiempo, mal que bien, medianamente
fuerte, sin claudicar en sus ideales y principios, no es por mérito propio solamente
sino por la ayuda de la izquierda, quienes aún no maduran ni están en
posibilidad de dar lucha política abierta al APRA y a todo lo que significa.
Esta demás decir que la izquierda alberga amplios sectores, entre ellos, los
cada vez menos marxistas, y como mea culpa, nosotros, marxistas, también no
estamos en condiciones de dar batalla política e ideológica al partido de Haya
de la Torres, al menos por estos tiempos. Urge una etapa Samara.
DESDE LO MEDIATICO…
Desde aquí, la cosa es más sensacionalista, la gente en las redes
sociales, en su mayoría reniega, no tanto porque con la supuesta muerte solo
deviene la impunidad de García Pérez, sino porque no se han subido las fotos
donde yace sangrante el emperador del APRA. Otros, mucho más atrevidos,
expresan que no les parece bien que no se haya oído el tiro, y otros, ya muy a
lo ID quieren lanzarse a la búsqueda del arma que alegro a unos, hizo llorar a
otros, y confundió al resto.
En el mundo del ciberespacio, en la estación estelar de las redes
sociales, las especulaciones son de síntoma psiquiátrico, haciendo evidenciar
una vez más, cuan enfermos estamos como sociedad. Murió un hombre, sea cual
sea, el respeto al dolor ajeno, es propio de una humanidad; pero, aquí, en Perú,
el dolor ajeno poco importa, murió García Pérez y queremos estrenar nuestros
dotes de investigadores privados, murió un desconocido, y seguimos tomando el
desayuno como si nada hubiera pasado.
En la estación estelar del ciberespacio, léase, redes sociales, hay
repercusiones informativas salidas de la cloaca, entiéndase aquí, medios de
comunicación escritos, televisivos y radiales. Sin mayor análisis nos dejamos
llevar encandilados por el hedor que emana de la cloaca, y la trasladamos al ciberespacio,
a las redes sociales, y ahí, seguimos regodeándonos entre tanta mierda, y
pedimos más mano dura contra la corrupción, suplicamos al cielo, mas jueces y
fiscales que orinen en la constitución apócrifa de Fujimori, magistrados y
persecutores del delito que cada vez que puedan defequen diarreicamente sobre los
derechos humanos, sobre la presunción convencional y constitucional de la
inocencia, que prefieren encarcelar y luego investigar el delito, de la
sentencia para la tribuna y no en base a derecho, y ahí, estamos, Peru,
clamando por Carhuancho y Domingo Pérez, y nos decimos decentes, y queremos
marcar diferencia con los corruptos, pero, nosotros los hemos elegido, y en el
caso del suicida García Pérez, lo hemos elegido dos veces; esto es deprimente,
como orar a Dios y acariciar a Barrabas, crucificar a Cristo y elevarle
alabanzas… Somos un país enfermo, y ello, con lo que podemos ver en las redes
sociales y en los medios consuetudinarios de comunicación, me releva de ofrecer
mayor medio probatorio al respecto.
Como presidente, no merecemos un estadista, sino un psicópata.
DESDE EL ANGULO DEL SUICIDIO…
Decir que todo suicidio es un acto de cobardía, es exhibir una total
ignorancia al respecto. Hay suicidios, producto de un problema mental, por una
grave depresión, por una inestabilidad emocional severa. Pero, también los hay,
los suicidios heroicos, de aquellos que, ante el fracaso de un accionar
histórico, ofrendan sus vidas para la posteridad.
Expresar que no hay nada de heroico ni romántico en quitarse la vida, es
incomprensible para el leopardiano. Permítanme decir leopardiano, quizá debiera
decir leopardista, pero simplemente me refiero de aquellos que han gozado de la
literatura de Giacomo Leopardi, del poeta romántico de la muerte. También hay
suicidios románticos.
Dios nos dio la vida, dice el creyente, pero el suicida juega su papel
de Dios, al arrebatar esa disposición al creador. En ese momento, se siente
elevado al nivel de Dios, y en tal posición, dispone sobre su propia vida,
arrebatando tal disposición al dador de vida. Pero no lo realiza por miedo,
sino por arrogancia, por desprecio a los seres diminutos, incapaces ellos de
tener un instante divino y disponer también de sus vidas. Les priva, con ello,
del sabor de la venganza, pues ante un objeto inerte, el sinsabor es
frustración.
El enemigo, siente un vacío, al no poder saciar su deseo vengativo, de
exposición ante los demás del trofeo del vencido. Y ese vacío, lo lleva a
incomprender la heroicidad del suicida, que en un acto de extremo desprecio,
les clava la estaca de la frustración y de la sed nunca saciedad de venganza.
Hay suicidios y suicidios, confundirlos todos, es una ignorancia
exorbitante.
No hay aquí lugar para el psiquiatra, que poco aportaría con su clínico
conocimiento, sino hay trabajo para el historiador político, que sabrá
dimensionar en sus reales alcances, tal acción suscitada.
El suicida histórico, el líder, deja con su muerte la señal de dignidad,
de altura, ante enanos enemigos, y para la historia, queda el mito y las
polémicas, de por si ya aseguradas.
DESDE EL ANGULO DEL ESCRITORIO
VERDE…
Desde aquí, no importa García Pérez, ni que su hijo Federico se haya
inscrito al Partido APRISTA sobre el ataúd de su padre, el APRA no es el
problema, no, debemos depurar dentro de nosotros, debemos limpiarnos de toda
miseria ideológica, sentar bases para una discusión aclaradora de horizontes,
denunciar bazofias que se han introducido en la lucha por el cambio social,
romper con ellas, tener la actitud viril (parafraseando a Nietzsche) de no
discutir con el viejo, sino dejarlo que siga su camino, él no sabe que su
esperanza suprema ha muerto, nosotros lo sabemos, somos los menos, y al igual
que García Pérez, no podemos ser renuentes a la historia, la cual sin duda,
juzgara nuestros actos.
PD. Escritorio verde, no es que pueda pensarse ecologista, sino es parte
de la tradición marxista (de nuevo Vladimir expresaba que es marxologia bibliográfica),
en referencia a meses antes del gran octubre rojo.
CHARLIEJOHN
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