Lo que fue en su
momento el proyecto de ley del Congresista Bruce. Proyecto de ley que contó con
el respaldo de ciertos personajes con cobertura televisiva y de presencia en
las redes sociales. Y aunque, el asunto de la ley de Bruce acerca de la unión
civil entre personas del mismo sexo, es cosa del pasado, el tema es de enorme
actualidad.
Ya en un artículo
anterior, me opuse a la sola idea de la aprobación de tal iniciativa
legislativa de unir civilmente a personas del mismo sexo, y critique la postura
de cierta gente de izquierda, como la de Raúl Wiener, por estar de acuerdo con
ella. Exprese también en su momento que es una aberración ideológica achacar al
marxismo la defensa de tal orientación, pretendiendo que debemos defender
tendencias sexuales de las minorías. Aquí no repetiré lo ya dicho
anteriormente.
Sin embargo, no
se puede esperar nada menos de una corriente de pensamiento político que anhela
abrirse paso entre tanta maraña de confusión, sino el tratar temas de la
“cotidianidad” sin perder de vista los temas de la “contemporaneidad”, y por
sobre todo, la visión del mundo que respalda al edificio ideológico y a la
propuesta política. Porque, es ahí precisamente, en asuntos cotidianos y contemporáneos,
donde se debe expresar la posición asumida, sin ambages, pues el aislamiento de
lo cotidiano lo vuelve “purista e ineficaz” y el olvido de lo contemporáneo
demuestra lo “castrado y fuera de la realidad” que se puede estar.
Antes de seguir,
es necesario que cavilemos un poco sobre “El homosexual”, y a nuestro modo de
contemplar el asunto y conceptualizarlo, sostenemos que es una persona que se
haya en la encrucijada de saber quién es, la indefinición lo persigue tormentosamente
y una forma de evadirlo es mediante la hipocresía y el autoengaño, aparentando
lo que no es para satisfacer lo que pretende ser.
Expresado
nuestro concepto de la homosexualidad y otras conductas anormales de la
sexualidad, y entendiendo que tal conceptualización no contradice en nada los
rudimentos del marxismo y de la postura nietzscheana, proseguimos en nuestra
exposición de nuestra postura.
Algunos sostienen,
por su tendencia sexual o por su rastrero deseo de contar con votos
electorales, que no reconocer los derechos a las personas con diversidad
sexual, nos pinta como personas anticuadas, anquilosadas en el pasado, empero,
yo no sé qué moderno puede tener la sexualidad entre hombres del mismo sexo, así
como también otras tendencias sexuales anormales, tales como el bestialismo,
pedofilia, entre otras. Los que se dicen modernos, no son más que paladines de
sus propias orientaciones sexuales, y que emplean el término de “cavernario”
para esgrimir una defensa imposible de algo que no es para nada moderno ni
tiene que ser aceptado mayoritariamente como normal, cuando no lo es.
Una característica
de la homosexualidad es la promiscuidad que le es inherente, y si hablamos de
promiscuidad, entonces no podemos dejar de recordar las críticas de Lenin al
respecto, pues estar enredándose en amoríos cada vez con mayor continuidad, no
deja espacio alguno para un adecuado comportamiento político.
Nosotros, como
ya lo hemos declarado, no nos sentimos comprometidos con la democracia liberal
burguesa, que pretende apañar conductas sexuales fuera de lo común, ni con la
izquierda moderna, que al carecer de presencia electoral, quiere ganarse el
cariño y la aceptación del sector homosexual peruano. No creemos en la
pluralidad política ni en el pedido de votos, y por ello, nuestra posición es
genuina y ajena a cualquier acomodo electoral.
El marxismo
nietzscheano trata al asunto homosexual, con la misma postura que otrora
asumiera el marxismo leninismo clásico, considerando como una expresión más de
la descomposición moral de la sociedad burguesa y capitalista; situación que de
lejos no podrá reproducirse en la sociedad superior futura de los productores
libres.
Charliejohn
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