1. Algunos dicen “aquí
se reúne la iglesia de Jesucristo” “aquí es la iglesia del Dios de la
profecía” “somos la iglesia de la familia”, etc; toda esta proliferación
de sectas y denominaciones, acaso han hecho un buen servicio al cristianismo,
solo lo han vulgarizado; y si asumimos como cierta esta tesis, entonces,
debemos sostener que la proliferación y fragmentación ha vulgarizado al
cristianismo de nuestros días, al punto de volverlo contrario a lo que dice ser
o ajeno a su esencia.
2. El marxismo, tampoco ha
permanecido inmune a este problema, y su acelerada fragmentación y la ingente
proliferación de interpretaciones, no le han hecho favor alguno, no la han
enriquecido, sino solo vulgarizado, peor aún, castrado, relegándolo al museo de
ideas del siglo pasado. Como doctrina, como cuerpo ideario, el marxismo ha
padecido y padece un derrotero de autogolpe; los golpes más contundentes han
venido de sus bandos y no de aquellos que desde siempre se han declarado sus
enemigos.
3. No así el nietzschismo, pues más
allá del conato nazista de reclamarlo como suyo, como fundamento filosófico a
su ideología, no ha sufrido la vejación de la vulgarización, y podemos decir
sin exagerar que se encuentra puro en su esencia, solo un poco oculto por
conveniencia del sistema. Esto no tanto por su grandeza, sino porque por
doquier abunda el enanismo mental que impide remontar más allá de la
mediocridad.
4. La exposición demasiado del
cristianismo y marxismo, la apertura a las diferentes corrientes de
interpretación, los innumerables reclamos como suyo de las diversas vertientes,
hace de estas dos doctrinas, totalmente corroídas y contrarias a su esencia
inicial; entonces, ya no basta el solo grito: “Volvamos a Marx”, “Regresemos
a las palabras de Jesús”.
5. El cristianismo está dentro de
una carrera autodestructiva de ajenidad, de extrañamiento, de divorcio entre lo
que fue y lo que es, y esta tendencia, considero es irreversible, al menos eso
parece, pues la cizaña ha ocultado totalmente al trigo. El marxismo, fuera
de circulación de un tiempo a esta parte, no está en carrera autodestructiva,
simplemente no está dentro de ninguna carrera, como doctrina ha sido
simplemente abandonada. El anhelo de un mundo mejor ya no tiene entre sus
doctrinas proponentes al marxismo, y la búsqueda del paraíso celestial es
cualquier cosa menos cristiano.
6. Aquí, debe ser reclamado con
urgencia la dialéctica, del cual en su oportunidad se habló mucho pero se comprendió
nada; el concepto de negación de la negación, de superación, del estadio
superior, del avance en espiral, suena a palabras llenas de romanticismo, que
desprende quizá algunos suspiros, más no el compromiso de tomarlo en serio. Y
aquí, si deseamos realmente hacer las cosas, las añoranzas al tiempo pasado no
tiene cabida, aquí es tomarse las cosas en serio.
7. No tomemos doctrinalmente nada
del cristianismo, sino solo la mística de sus años iniciales de aquellos
primeros siglos y de algunos ejemplos, como los valdenses, para aprender el
valor del compromiso real con lo que se cree y lo dispuesto a morir por lo que
se predica.
8. En cuanto al marxismo, lo que
corresponde es alzar la voz en el grito “volvamos a Marx”, pero no un simple
volver, sino realmente para contemporizarlo; y aquí, se le deberá añadir la
voluntad de poderío a la tesis de “toma del poder”, entre otras cosas.
9. Como se podrá comprender,
postulo a enarbolar la conducta del cristianismo de los primeros siglos y sus réplicas
posteriores, para desarrollar la mística necesaria para emprender la tarea
histórica. A señalarnos marxistas, por asumir sus postulados, pero
contemporizados y robustecidos por el nietzschismo.
29-09-2015
Charliejohn
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